martes, 11 de noviembre de 2008

Conociéndome

El día de hoy traje conmigo parte del registro fonográfico que hace parte del 042685. El trabajo me ha estado consumiendo pero aún me quedan cosas por comprender, espero que esto termine de aclarar todas mis dudas. Enciendo el reproductor hasta que se comienza a escuchar...


-Pero ¿fuiste tú?
-Claro que no Nando, es inconcebible que yo haga algo así.
-¿Estás seguro? Yo te entiendo y se lo que te pasa por la cabeza de vez en cuando.
-Imposible, me rehuso a pensar que tan malvada situación haya sido provocada por mí, es algo totalmente salido de la realidad, tal evento solo hace parte de realidades alternas que solo existen en mis pensamientos.
-Mirate, mira en donde estamos. ¿No es inquietante para ti que sigamos aquí? No recuerdas nada, ¿no? Llama a Mata, ella nos ayudará con este problema

-Mata ¿qué sabes?
-¿Con respecto a qué? No me digan que siguen divagando en sus charlas, desperdiciando el tiempo con inocentes conversaciones filosoficas que los llevaran a lo mismo siempre; repetidamente les he dicho que se callen para poder pensar bien ¿A que te refieres exactamente muchacho?
-Nando me ha perturbado con una noticia…
-Muchacho, tu lo sabes todo; de hecho los tres sabemos todo. Muchacho, lo sabes, solo haz memoria y todos los vacíos se llenaran.
-En serio Nando, no se a que te refieres. Recuerdo haberme despertado muy temprano, lo recuerdo porque en mi cumpleaños siempre trato de quedarme todo el día en mi cama sin que nadie me joda la vida; pero no fue así, fue un día normal como siempre he querido que sea. Me levanté de mi fastidiosa cama para llevar a cabo mis ritos diarios. Después de acicalarme, mi usual visita al café de N es inevitable…

-Mata, ¿recuerdas que tu le llamaste N? ¿Por qué fue que la comenzaste a llamar así?
-Sí Nando, fui yo, el muchacho no quería apodos para ella, pero resulto aceptándolo. Ja ja ja. Surgió por su extenso nombre, además como muchos nombres extranjeros este era difícil de pronunciar para nosotros. Jajaja.
-Calla Mata… no te rías, ella siempre fue muy honesta y sincera con todos nosotros. Recuerdo que ese día N, me hizo quedarme hasta la noche en el café, por ser mi cumpleaños quería tenerme cerca, y muy gustosamente acepté, no es secreto para ustedes que siempre ha sido de mi agrado y gusto el estar junto a ella. Rara vez no voy a el café de N, me embelesa ese lugar, y no entiendo por qué. Tal vez como muchos escritores me dejo llevar por la necesidad de historias, y ese café es un foco o cúmulo natural de ellas.

-Tranquilo muchacho, no inventes historias, nosotros sabemos que te gusta ir por N. Ja ja ja. Pero ¿por que dices que “fue”?, no la mates todavía ¡Ja ja ja! Por cierto, yo la ayude anoche a cerrar el café.
-¿En serio? Nando me acaba de contar una tétrica situación…
-¿Qué fue lo que te contó Nando?
-Mata, ¿Recuerdas el sueño que tuvimos hace un tiempo? El del asesinato…
-Sí, pero ¿qué tiene que ver el sueño con N?
-La historia de Nando, es muy parecida a nuestro sueño… La vio muerta entre mis brazos anoche y yo no recuerdo nada.
-Nando, ¿Es verdad lo que dice el muchacho?
-Sí, les contaré. Después de que el muchacho salio del café, N quedo sola junto a su novia, yo lo sé porque me quedé afuera junto a un árbol que me proveía de un buen camuflaje en la noche; no podía arriesgarme a que me vieran, teniendo en cuenta lo que iba a hacer.
-Pero, yo estaba ahí anoche y no te vi Nando. ¿Que carajo hacías tú ahí?
-Mata, tú muy bien sabes el cambio que ha tenido el muchacho desde que conoció a esta tal N. Ya no es el mismo, muchacho, tú lo sabes has cambiado demasiado, pero el cambio ha sido para mas desgracias, sin esos cambios nosotros no tendríamos que estar aquí ¡Se debía suprimir a N del centro!
-Muchacho no puede ser que sea verdad lo que me estoy imaginando, ¿ustedes dos le hicieron algo a N?
-No sé, no recuerdo. Solo sé lo que Nando esta narrando...
-Entonces por favor permítanme continuar. Después de que Mata le ayudo a N a cerrar, seguí a N hasta su casa y allí ocurrió; debía suprimirla, por el bien de los tres. Así que tomé una bolsa de plástico, la puse sobre su cara, y presioné fuerte hasta que dejó de retorcerse. Siempre he dicho que es mi forma favorita de matar a alguien ¿Aún no lo comprendes muchacho? Si yo la maté por qué serías tú el que tenía a N muerta en sus brazos.

-Ya entiendo…. “Mata… Nando… a N”… eso fue lo que me dije cuando salí del café esa noche. Odiaba el control y el nivel de manipulación que N tenía sobre mí.
Estoy solo… Mata, Nando…
Por eso el cuarto de dos por dos… Maldita celda…


Envuelto en el silencio de mi habitación las cosas son ahora más claras para mi. El genio de la perversidad se encuentra muy cerca mío.